El poder, la locura y el espejo de lo humano en El Mentidero.
Hamlet, príncipe de Sonora es el cierre de una trilogía que ha llevado a Shakespeare por caminos poco habituales. Tras Andrónicus, Romeo y Julieta: el amor en los tiempos del TikTok, la Compañía Teatral del Norte presenta esta nueva versión del clásico con una puesta en escena cruda, incómoda y profundamente actual.
El montaje, dirigido por Paulo Galindo, expone sin filtros las pasiones humanas más oscuras: la ambición, la lujuria, la venganza, la envidia. Aquí no hay solemnidad, hay tensión. No hay castillos, hay estructuras metálicas. No hay cortes reales, hay un escenario sobre ruedas en un patio urbano.
Los actores aparecen con rostros maquillados como payasos viejos, gastados, que buscan provocar la risa incomoda. La iluminación, inspirada en la luz de la vela, genera sombras y contrastes que refuerzan el desconcierto. El diseño sonoro, creado por el maestro Miguel Hernández, combina capas, ruidos y texturas que alteran el ánimo y mantienen la tensión al límite. Por momentos, parece que el aire se espesa.

Esta obra forma parte del proyecto La Cachetona: Teatro pa’ llevar, un escenario móvil diseñado para acercar el teatro a zonas alejadas o con poco acceso a actividades culturales. En 2025, además, la Compañía Teatral del Norte cumple 30 años de historia, y lo celebra haciendo lo que mejor sabe: teatro directo, necesario y sin concesiones.
Hamlet, príncipe de Sonora no es una versión amable. Es una advertencia. Una reflexión incómoda sobre el poder, la muerte y lo que queda cuando todo se pudre por dentro.
La entrada es libre. El escenario está listo. El resto… tendrás que verlo.
Contiene imágenes y situaciones que pueden resultar inquietantes para público infantil. Se recomienda para mayores de 15 años. La decisión final queda en manos de madres, padres y tutores.