
Sábados deJamSeshions
Cada sábado, El Mentidero se convierte en un refugio para la música en su estado más puro: sin restricciones, sin imposiciones, solo músicos tocando lo que realmente quieren tocar. En un entorno donde la industria empuja a los artistas a repetir éxitos comerciales una y otra vez, las Jam Sessions de El Mentidero ofrecen un respiro, un espacio de libertad donde la prioridad es el arte y su expresión auténtica. Aquí, la música no es un simple acompañamiento para vender más cheve, sino el alma del lugar. Entre improvisaciones, colaboraciones espontáneas y una energía única, cada sesión es irrepetible. Si quieres escuchar a qué suena la libertad, ven un sábado y descúbrelo.
SÁBADOS 21:30hrs
NO COVER
EL JAM
Cada sábado, la house band abre la noche, marcando el mood y la energía del Jam. Suena la primera nota y, a partir de ahí, todo es posible. Músicos llegan, escuchan, sienten la vibra y, cuando les nace, suben al escenario a sumarse a la improvisación. No hay repertorios impuestos, solo el fluir de la música en su estado más libre. Lo que sucede en cada sesión, solo se vive una vez.
No hay otro igual
En una ciudad donde la música suele ser solo fondo, los sábados en El Mentidero ofrecen algo diferente. Un lugar donde la gente va a escuchar, a disfrutar y a dejarse llevar por la improvisación. La vibra es relajada, las bebidas a buen precio y, entre canciones, siempre se arma la plática. Aquí confluyen artistas de todo tipo, como en aquellos viejos bares donde las ideas y la creatividad fluían sin prisas. No es nostalgia, es simplemente recuperar ese espíritu: una noche donde la música y el encuentro son lo más importante.

¿A qué suena la libertad?
Mientras las quinceañeras, las pisteadas y los bares nos siguen recetando la misma Sopa de Caracol todos los fines de semana, permítaseme enfatizar: ¡LA MISMA SOPA DE CARACOL! ¡TODOS! los fines de semana, en El Mentidero se abre un espacio, los sábados, para que los músicos puedan tocar lo que les dé su chingada gana.
El respetable podría pensar que el músico es feliz viviendo de su arte. Y sí, lo es. Pero, al igual que nosotros, los actores que ejercemos el oficio —como decía el gran Héctor Bonilla—, “cuando hacemos la novela o Caperucita Roja” obligados a pagar la renta, hay otras cosas que nos producen verdadero placer. Y eso es lo que viene intrínsecamente con la verdadera razón de dedicarse al arte: el placer de sentir placer solo por hacer y decir con total libertad lo que nos dé la gana decir.
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C O N T A C T O
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