El Mentidero

Entre el Teatro, el Cine y la Televisión: La Pasión de Mauricio Isaac por Actuar

Esta es una transcripción realizada por Inteligencia Artificial.

Entrevista realizada en Octubre del 2020.

Paulo Galindo:
Cerramos la segunda temporada del Mentidero Live 2.0 de lujo con un invitado que les puedo decir es talento encarnado: guapo, simpático, generoso, maravilloso compañero, el gran, grandísimo, Mauricio Isaac. ¡Qué gusto verte!

Mauricio Isaac:
¡Qué alegría verte, qué alegría estar aquí en el Mentidero, poder compartir un ratito dentro de esta forma de pausa extraña! La felicidad se hace presente el día de hoy.

Paulo Galindo:
Estamos muy contentos de tenerte con nosotros. Tenemos poco tiempo y me gustaría que le platicaras a nuestro público, al público del Mentidero de Hermosillo, que seguro te conoce, que te ha visto por ahí en las películas y en la televisión. Cuéntanos un poquito cómo es la vida del actor, qué haces, cómo es tu trabajo, cómo es el día a día, cómo es tu relación con el teatro, con el cine y con la tele.

Mauricio Isaac:
Bueno, últimamente prefiero no hablar mucho porque estamos encerrados, pero lo que pasa es que uno, al menos yo, me he dado cuenta de que uno es actor todo el tiempo. No es que uno esté actuando todo el tiempo, sino que uno está siempre pensando en construir al personaje que tiene, ya sea en una obra de teatro o en una película. Siempre estás imaginando, observando. Para mí, ser actor es como cuando tienes siete años y decides hacer un personaje, y no te cuestionas si estás usando el vestuario adecuado, simplemente lo haces. Cuando somos niños y jugamos a los vaqueros, ya eres el vaquero y no hay cuestionamiento. Creo que sigo haciendo lo mismo, nada más que ahora con un sueldo, y eso es maravilloso para mí. Sigue teniendo la misma calidad de juego, el mismo espíritu lúdico y de delirio, liberador y terapéutico. Para mí, es un regalo que me hice en la vida al decidir ser actor.

Paulo Galindo:
Oye, Mau, tuve la fortuna de trabajar contigo, y puedo decir que eres uno de esos actores que se siente que se divierte. Si estás con él, sientes que te la estás pasando increíble.

Mauricio Isaac:
Totalmente, te juro que no puedo ver el trabajo de otra manera. No puedo ver esta actividad de otra forma, porque en inglés se dice to play y en francés jouer, que significa jugar. Aunque sea un personaje muy dramático, al final es el mismo espíritu, el mismo juego de entrarle a una dinámica ficticia, pero con todo tu ser, con todo tu espíritu, y además con el regalo de compartir con otras personas la ficción. Para mí, es un gozo increíble. Creo que se forman lazos muy estrechos de amistad y muchísimo cariño, porque uno pone en juego muchas cosas cuando actúa, como las emociones y la conexión con el otro. Eso me parece muy humano, y creo que debería suceder en la vida normal, seas actor o no: tratar de ser un actor empático y conectar con el otro.

Paulo Galindo:
Claro. ¿Y cómo cambia ese juego? Eres un actor que brinca con mucha facilidad del teatro al cine y a la televisión. Te hemos visto en un montón de proyectos distintos. ¿Cómo haces esos cambios de un medio a otro? Porque platicamos en uno de nuestros programas con Rodrigo Murray, y él decía: «El juego es el mismo, estoy jugando lo mismo, solo que en diferente lenguaje». ¿Cómo lo vives tú?

Mauricio Isaac:
Sí, exacto, es lo mismo. Es abordar desde el juego una ficción a partir de un personaje. En el cine, hay otra técnica, quizás una actuación más contenida porque a veces tienes la cámara muy cerca, y el nivel de energía es distinto. En el teatro, tienes la posibilidad de ser más expresivo para llegar a la última butaca con la voz y el gesto, es otro despliegue de energía, pero el espíritu y el compromiso con los personajes y la ficción son los mismos. La tele, por ejemplo, es muy rápida; es una escena tras otra, y tienes que estar resolviendo constantemente. También se presta mucho para estar abierto a que sucedan cosas, ya sea a nivel de improvisación o a nivel de accidentes afortunados, y eso pasa en el teatro, en el cine, y en la tele. Como actor, he llegado a considerar que, al momento de decir «acción» o «tercera llamada», ya no hay nada que pensar, solo es estar presente. La construcción es previa: la construcción del personaje, la estructura de la obra o del guion, pero al momento de decir «acción», todo queda atrás. Es como volar, y es una maravilla. También es como regalarse ese momento de estar en el presente, en el aquí y en el ahora.

Paulo Galindo:
Es bonito, es como escaparse por un segundo de ser uno mismo y dejar descansar toda esta cosa que nos agobia en el día a día y entrar en la ficción, que te despega un poco de eso.

Mauricio Isaac:
Totalmente, y al final, uno mismo está brindando sus emociones a los personajes. Uno se vuelve como una manguera por donde pasa el agua, y hay que ser ese conducto donde fluyan las emociones. Pero, al final, también se trata de uno mismo. Es curioso porque, como dicen, el cuerpo no sabe qué es ficción. Si estoy actuando en una situación de enojo o de tristeza, el cuerpo al final reacciona a esa emoción, recibe el enojo. Entonces, el cuerpo no sabe qué es ficción, así que acabas conectando con tus propias emociones, recuerdos, traumas, etcétera, y también es muy liberador.

Paulo Galindo:
Sí, es muy padre poder experimentar estas cosas y tener la capacidad de cortar. Trabajas con una emoción, llega el corte y se corta todo lo demás, aunque siempre te deja agotado.

Mauricio Isaac:
Totalmente, y soy de la idea de que, una vez que cuelgas el vestuario en el camerino o en el set, no te lo llevas a casa. Tratas de cortar y decir: «Mañana me vengo a encabronar otra vez a las ocho, o si me encabrono será por otra cosa». No es sano para mí estar viviendo el personaje todo el tiempo.

Paulo Galindo:
No eres de esos actores de «método» que dicen «Voy a ser taxista, entonces voy a estar tres meses como taxista para ver qué se siente».

Mauricio Isaac:
La verdad es que no. Puede haber un entrenamiento previo, como dices, de ser taxista, por ejemplo. A lo mejor lo pruebas para sentirlo, pero ya, al momento de empezar a trabajar, es el día de llamado o de función y ya. Porque para mí, por eso también tiene ese sentido lúdico. Es como «mañana voy a venir a jugar otra vez». Es como aprender a relajarse.

Paulo Galindo:
Mau, te agradezco mucho que estés con nosotros y que nos hayas regalado estos minutos para platicar. Quisiera cerrar la entrevista preguntándote, ¿qué es lo más lindo que has experimentado en el teatro? ¿Qué te llevas del teatro contigo todo el tiempo? ¿Cuál es ese «amuleto» que te llevas al camerino del teatro siempre?

Mauricio Isaac:
¿Amuleto como objeto, o cómo lo dices?

Paulo Galindo:
Como recuerdo, como memoria. Sé que los actores tenemos estas cosas, llegas al camerino y tienes tu propio ritual. Muchas veces, el ritual no es necesariamente un objeto físico, sino un pensamiento recurrente, algo a lo que recurres antes de estar en el teatro. ¿Tienes eso?

Mauricio Isaac:
Me ha pasado que la ficción me ha regalado situaciones que no pude vivir en la vida real. Por ejemplo, una obra de teatro que hice el año pasado, bueno, todavía a principios de este año, se llama La desobediencia de Marte. La relación padre-hijo al final… Mi padre falleció hace seis años, y hubo muchas cosas que no pudimos platicar o que no pude decirle, y curiosamente en ese texto había muchas cosas que yo hubiera querido decirle a mi padre. Víctor Trujillo, que era con quien yo compartía escena, de pronto, te lo juro, se parecía a mi papá. Para mí, fue muy terapéutico y muy liberador, y es un regalo de la vida inmenso. Hay un diálogo con mi «padre» a través de Víctor Trujillo en la obra, y lo que te decía hace rato: como también ese regalo que me llevo, esas cosas maravillosas, es la gente con la que uno conecta y se vuelven personas entrañables, como tú. Hemos compartido el set de la ficción, y pues eres alguien a quien yo quiero muchísimo.

Paulo Galindo:
Yo también, Mauricio. Te lo agradezco mucho. Qué maravilla, qué bonita anécdota. Ciertamente, el teatro, la ficción y esta profesión nos regalan cosas muy curiosas de pronto, cuando menos lo esperamos. Los compañeros de la compañía lo decían aquí: cuando menos lo piensas, estás parado en medio de la cancha del Estadio Azteca, y cuando estabas estudiando actuación jamás pensaste que ibas a estar ahí parado.

Mauricio Isaac:
Exacto, en el coloso de Santa Úrsula y con la camiseta de ese equipo que no voy a nombrar todavía, por favor.

Paulo Galindo:
No, por favor, queremos que sigan viendo El Mentidero.

Mauricio Isaac:
Exacto. Pues nos despedimos.

Paulo Galindo:
Mau, te agradezco mucho. Es un placer siempre platicar contigo. Yo te diría que mandemos un saludo a nuestro queridísimo Enrique Arriola, que no está en el programa, seguramente me va a reclamar, pero ya después me tocará la tercera. 

Mauricio Isaac: 

Ese cabrón también tiene que estar. Es de mis actores favoritos, es un cuate adorable con un talento inmenso. 

Paulo Galindo:

Le mandamos un saludo. ¡Saludos, Enrique! Así nos despedimos de la entrevista en El Mentidero Live, segunda temporada, con Mauricio Isaac. Muchas gracias, Mau. Te mando un beso, muchas gracias. ¡Muchos besos!

La entrevista completa puede verse en el canal de YouTube de El Mentidero. Ver aquí

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